9 de mayo de 2012

Y una cosa más, soy de las que le encanta que le digan cosas bonitas.

Soy de las que pide besos a todas horas, de las que estando abrazados dice "pero ven aquí", soy de las que llora por todo, de las que se evade del mundo con la música, de las que si no habla con él se pone triste, de las princesitas que ya no quedan.. (Siempre he sido de las simpáticas e inteligentes, y no de las guapas y populares, y que queréis que os diga, doy gracias de ser de las primeras.) Soy torpe, de las que se caen ellas mismas de la silla. Soy pequeña, muy pequeña, a mi manera. Soy de las que quiere creer que nadie las entiende, aunque sepa que sí. Soy de las que no quiere que se sepa cuando sus palabras suenan a triste. Soy de las que prefiere mil abrazos, mil besos, a mil preguntas de cómo estás y de si te pasa algo. Soy muy tonta a veces, en plan, ñiñiñi, necesito esto, necesito lo otro, cuando en realidad lo único que quiero es que se presente en mi casa y pase el día conmigo. Soy de las que siempre le gustó que la fueran a buscar a la salida.. Soy de las raras, de las frikis, de las que el 90% de la gente de a pie no llega a entender ni media palabra de lo que dice. Soy de las que no pararía de viajar, contigo. Soy de las que sueña, de las que tiene miedo, de las que le encantan las ñoñerías, de las "no-celosas", pero sí. Soy de las que protege, y de las que se preocupa por todo. De las que siempre quiere que salga todo bien. Soy muy de escribir en este blog cuando está muy mimosa y con los ojos rayaditos, rayaditos. Soy de las que quiere sin medida. Y te tocó la mala suerte de que fue a ti, al que quiero sin medida, al que no pararía de besar, de abrazar, de ver, de soñar.. Soy yo, así de ñoña, así de infantil, así de princesita, así de especial. 


5 de mayo de 2012

Nunca pensamos en los amaneceres que perdimos.

[Y cada mañana al despertar no estábamos juntos, y otro amanecer se nos escapaba entre las manos.]

Acababa por amanecer en un día no concreto en el que podía ser Mayo o Septiembre. Daba igual, porque los amaneceres se iban, y la luz del alba ya se había esfumado otra vez.
Volvia a escribir tus iniciales con los dedos, en el aire, como si de un papel infinito se tratase, esperando a que otra vez, otro amanecer inundara esos días en los que todos son iguales.
A ver si aparecías. Y por fin me abrazaras, en uno de esos amaneceres perdidos.


Nunca un alba, pero sí un anochecer. Mientras la playa se oscurecía, seguíamos sentados en la arena. Sin prisas, la noche se apoderaba de nosotros, len-ta-men-te, los besos fluían de forma esporádica, el frío era inmenso pero el calor humano no tenía comparación. 
Nos dimos mil y un besos, llenando las miradas de te quiero(s). 
Era una noche cualquiera de un 3 de Enero, que podía ser un 10 de Abril, pero no lo era. 



PD: Quizás al fin y al cabo lo importante es cómo acaba el día, no cómo empieza. Quizás lo bonito es ser lo ultimo que sucede aunque lo primero sea asombroso.