13 de febrero de 2013

Estado: Inaccesibilidad emocional.

Me llamó cuando ya las calles habían caído, no le entendía bien, no sabía lo que quería. Lo último que le dije fue "espérame, voy para allá". Colgué el teléfono, me enfundé mis vaqueros lo más rápido que pude, cogí la cazadora y el bolso y salí corriendo. Espero tenerlo todo. 

Cuando llegué lo vi sentado por fuera de las escaleras de su apartamento, con la cabeza gacha y las manos apoyando a esta. Me acerqué con cautela, y quizás con un poco de miedo, ni siquiera levantó la cabeza para asegurarse de que era yo, me jaló de la mano y me agachó delante de él. No conseguía decir palabra. Solo lo oía sollozando, y no es que tenga predilección por ello. Lo abracé, como pude, y lo intenté levantar ofreciéndole mi mano. La miró con recelo pero enseguida la aceptó, me quité la chaqueta y se la puse por encima. Pasé mi brazo por encima de sus hombros y lo llevé hasta el sofá. Cogí las llaves que había dejado colgando y cerré la puerta. Me senté con él, justo a su lado, sin emitir un sonido que no fuera mi respiración.

Estaba esperando, esperando, para acribillarlo a preguntas, pero no había situación más clara que me diera a entender que no era el momento. Y no hice nada. Solo permanecí ahí, inmutable y prácticamente inerte. Cuando ya di todo por perdido, levantó la cabeza entre mil lágrimas, me miró y dijo "gracias". 
Y volvió a su estado de inaccesibilidad emocional. 

Lo único que se me ocurrió fue darle la mano, sabía que pasaríamos así el resto de la noche. 

10 de febrero de 2013

¡Santa Cruz es un carnaval!

Aquí una recopilación del "sábado noche".


[Me volví Batman (Batgirl).]


[Me dedico a robar máscaras ajenas y de un momento a otro soy V.]


[Aquí justo antes de que me tirarán al suelo con la mejor Penny que puede haber.]


[Por orden, y sin que sirva de precedente, Batman, V (anoymous), Penny y V!]



[Celia Cruz - La vida es un Carnaval]

4 de febrero de 2013

Este es tu sitio.

Me trajo devuelta a la Tierra y yo no quería. Le dije que esto era un planeta feo y horrible y aún así quiso que volviera. Me eche a llorar, le tiré de la capa, me agarré a él con mucha fuerza, creo que incluso le hice daño, y aún así siguió firme en su decisión. No entendía por qué me hacía esto. Mientras volvíamos ponía cara de morros y no le hablaba. Me miraba con gesto de ternura, y yo no me podía resistir. No sirvo para enfadarme, y menos con él. 
Contemplaba por última vez todo el paisaje. Las estrellas por las que habíamos pasado, todos los cometas que habíamos sobrevolado y cada una de las puestas de sol que habíamos presenciado. Notaba un suave cosquilleo en mi estómago cada vez que me venía algo de eso a la cabeza. Temblaba un poco y seguía mirando por el ventanal. ¿De verdad que no volveré a ver todo esto? Creo que lo dije demasiado alto, porque se giró hacía a mí con la mirada triste y bajo la cabeza. No quería seguir viéndolo y me perdí en otra cosa que no fuera él. 
Cada vez estaba todo más cerca, ya veía la estratosfera de lejos. ¡No! ¡No quiero irme de aquí! Esto es demasiado bonito. Puedo embarcarme en una aventura todos los días y seguir teniendo cabeza para contarlo. Parece que nunca pasa nada malo. No sé por qué me haces esto. 
Prepárate para aterrizar, es lo último que le oí decir antes de tocar suelo terrestre. ¡A lo mejor se le acaba el combustible a este cachivache y no podemos llegar! ¡O es todo una broma y antes de aterrizar da media vuelta y nos vamos! Otra vez, juntos, como siempre.
Pero no lo hizo. Oí el aterrizaje. Noté que ya nada era lo de antes. Me acompañó hasta la salida y me miró fijamente. ¿Y ahora qué va a pasar? ¿Te volveré a ver? ¿Dónde vas a ir? ¿Sabes lo que tienes que hacer? ¿Por qué me dejas aquí? ¡Yo me quiero ir contigo! ¡Dime que esto es una broma! Dímelo por favor, lo necesito. Pero no lo hizo. No contestó a ninguna de mis preguntas. Solo me abrazo, me dejó una caja llena de recuerdos y se subió en su nave. 

"Este es tu sitio." Y no supe nada más. 

Mientras contemplaba su salida, de nuevo, no pude evitar gritarle ¡VUELVE PRINCESITO! Pero creo que no me oyó. 

Quizás por eso aún no ha vuelto. 

1 de febrero de 2013

Tal vez, ¿te conseguiste equilibrar? Yo aún no.

«Cuatro mil días después de aquel año obcecado, detecto que al fin te dignaste a cumplir con la cita inaudible. Y me alegro, y me enfado a la vez. 
Después de estudiar con cuidado este caso ejerciendo a la vez de fiscal y abogado, de juez imparcial, sentencio lo nuestro, diciendo que el fallo más grande pasó por guardar solamente los días más gratos y olvidar los demás. 
Mirarte de frente. Admito en voz alta que no pocas veces he sido tentado en coger mi esperanza y lanzarla sin más a la fosa común.. donde yacen los sueños que nos diferencian. 

Tal vez, ¿has pensado en renunciar? Yo aún no.»


Houston no ha traído a Febrero pero aún así ha llegado.

Retrasando a lo sumo la llegada del mes más corto del año, y todo lo que él acarrea, parece que al fin ha llegado. Sin inauguración. No me he topado, hoy, con ningún lazo rojo a las puertas de vete tú a saber donde, ni con unas tijeras gigantes, ni con un representante haciéndose una foto que se titularía "El representante de Febrero inaugura su mes por todo lo alto". 
Tampoco ha venido nadie especial a darme la enhorabuena, por estos tres meses de desgaste emocional. Ni me han traído un ramo enorme de flores ni una condecoración por estar entera, y parecer que no me rompo.
Houston no ha aparecido por aquí para presentarme el mes con una sonrisa. No creo que ha estas alturas lo haga ya. Seguramente estará muy ocupado limpiando su nave nodriza de la nieve que provoca. 
Aún así Febrero ha llegado, con o sin reconocimiento. Y un año más, como es nuevo, se merece una bienvenida. Algo así como, "Hola Febrero, ¡estás en tu casa!".