25 de febrero de 2014

Gigi.

Nunca había oído llamar a alguien de esa forma, Gigi, sonaba tan bien. 

Me recordaba al sonido de las motos arrancando y yendo a toda velocidad por las costas italianas. Y no preguntéis por qué Italia, porque ni siquiera lo sé. Gigi era como el café recién hecho un lunes a las siete de la mañana. Gigi sonaba a mar cada vez que lo decías, a una ola rompiendo, y a la tranquilidad de una playa de arena blanca. Gigi olía a cuero nuevo, a gasolina y a manzanas. Gigi era mis estaciones del año favoritas, y la nieve. ¡Gigi era toda la nieve que nunca había tocado! Gigi se llevaba las escorrentías de mis relieves y las volvía arcoíris. Gigi era la fuerza que me faltaba, mi tigre de bengala. 

Nunca había oído llamar a alguien de esa forma, pero cuando lo hicieron, sabía que era ella.


(He puesto Gigi y esta es la primera imagen que ha salido, y me ha transmitido tanta positividad que ya no podía elegir otra.)

7 de febrero de 2014

Café.

Estás tan triste mirando los posos del café de hace dos días que no te das cuenta las veces que toca el fondo del vaso a tu puerta. Deberías saber que nunca he comprendido en que se mide el amor. Pero ojalá se midiera con tu sonrisa.

coffee and cigarettes