29 de diciembre de 2014

No quiero volver a saber nada de mí.

No quiero volver a oír a hablar de mí para nada en absoluto.
Lo he intentado tantas veces. Irme de aquí, y no volver.
Más allá de la felicidad siempre me atrapa, y se vuelve contra mí.
Y caigo, como caen todas las personas que no pueden consigo mismas.
Y yo nunca he podido.
Lo voy a intentar, una vez más.
Me voy a ir de aquí, pero no muy lejos.
A la vuelta de la esquina, cogeré lo mejor o empezaré de cero. Qué más da.
Nunca he sido de principios.

Aunque no lo creáis me abrí este blog en 2009, junto con mi primer ordenador.
No sé si debería jubilarlo ya, o jubilarme yo.
Siempre me ha hecho muy muy feliz que os guste, a veces, como escribo.
Y también me enfadaba. Pero yo soy así, como las cosas que no tienen mucho sentido.
No voy a irme del todo, solo voy a crecer de golpe.
Ya no me puedo llamar Más allá de la felicidad porque tengo nombre.
Me llamo Thé, aunque a veces, y sin que sirva de precedente, Thais.

Me vais a seguir encontrando, pero esta vez aquí: http://thaisrivero.blogspot.com.es

Voy a intentarlo,
voy a intentar renovarme,
me persiguen demasiadas cosas aquí,
y por eso me voy.

Gracias por todas las visitas,
y los comentarios,
por leerme y no iros nunca.

Ahora parto yo,
GRACIAS.

8 de diciembre de 2014

Vamos a contarnos las hojas, por favor.

Al fin y al cabo solo le he hecho el amor a tipos demasiado estirados, demasiado vacíos y demasiado ebrios. 

No conozco a gente más triste que ellos. Y sin embargo, consiguen hacerme sentir, todo el tiempo, radiantemente feliz. Tiemblo por ellos más de lo que se merecen, y ni siquiera puedo hacer nada. 
Oigo noche tras noche, cómo me bailan en la cama todas esas risas que no me describen a mí para nada. Me chirrían los oídos de todo lo que me hablan. 

Me desvisten los besos y las ganas de volverme a encontrar. A veces pienso que mañana se me pasará. Se me pasarán todas las tardes de otoño que no olieron a mandarinas. Pero nunca ocurre. Nunca ocurre nada de eso. Solo me siento y espero a que alguien traiga libros nuevos y café recién hecho. 

Hace tanto tiempo que no hago el amor frente a la ventana. Mientras llueve. ¡Cómo me gusta la lluvia! Ojalá pudiéramos deshojarnos en mi balcón, te lo juro, no te arrepentirías. Y luego podríamos besarnos. Podríamos besarnos la frente, y la nariz. Podríamos besarnos las historias, las ganas y el tiempo. El tiempo que nos falta por pasar. 

Aunque siempre cabe esperar que nos encontremos en algún bar, y tú estés demasiado borracho y yo demasiado sola, y que mientras nos miramos, nos deshojemos las penas en el baño.