22 de enero de 2014

La mezcla de wolframio y amor me hace débil.

Y ojalá nos besáramos en medio de Gran Vía. 
Sería como si los barbitúricos que guardo en el pastillero de tu bolsillo desaparecieran por unos instantes.
Y solo tú, yo y Madrid, sin tener Madrid nada que ver en esto, estuviéramos en escena.
Deja que te diga, que querría que fueras mi primer chico de capital, aunque ni siquiera conociéramos los escondrijos de la ciudad.
Pero los encontraríamos. Sé que lo haríamos. Y si no en Madrid, en cualquier otro lugar, donde la noche estuviera iluminada por demasiadas luces incandescentes. La mezcla de wolframio y amor me hace débil. 
Y dime que no me querrías debajo del muérdago de cualquier tienducha pueblerina. Que no nos besaríamos. 
Al final tendrías que enseñarme como no debería mirarte después de pasar por Gran Vía contigo.

Y devolverme el pastillero.