No al príncipe azul que después de comer perdices hacía limpiar a Cenicienta.
No al príncipe azul que te rescata por tu gran reino.
No al príncipe azul que te busca solo si eres princesita Disney, o en su defecto rubia.
No al príncipe azul alto y fortachón, que como cerebro tiene menos que una judía de las de Jack.
Sí al príncipe que come patatas fritas y no le importa si el cuarto de Cenicienta esta desordenado.
Sí al príncipe que dice para siempre y lo cumple.
Sí al príncipe que te quiere como eres, con ese toque Disney, sin ser princesita, con una película.
Sí al príncipe compacto e inteligente, sin más aditivos.
Sí a mi príncipe, con tirantes, corbata y gafas redondas momentáneas.
Sí a mi príncipe perfecto, sin ser príncipe, pero para mi sí.
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