Y si todos somos átomos, alguna vez tu fuiste yo, y yo tu.
Y colisionamos en el universo. Y formamos, estrellas, planetas, bacterias, vida. Y cobramos forma. Pero tienes una pequeña parte de mi. En algún sitio. En algún recóndito lugar. Donde menos lo esperes, donde nunca has pensado, ahí estará. Una partícula de T-H-A-I-S, cuando ni siquiera sabía que era Thais. Cuando no existía nada de nosotros, pero ya estaba todo formado.
Y si resulta complejo de entender, también me ibas a enamorar. Y yo te iba a querer. Porque yo ya era tu. Y tu yo. Y mientras las probabilidades de coincidir y saber de ti eran totalmente nulas, se afloró esa recóndita parte de cada uno.
Y descubrir que ya te había visto en alguna parte, en algún retrato de mi mente como ideal. Y no tenía planes, y apareciste. Aparecí. Aparecimos. Sin previo aviso, bueno sí.
Y sin el de repente, pero con un toque de sin pausa relució tu T-H-A-I-S. Y me miro y se acercó. Y el resto ya lo sabemos. Porque tu siempre has estado en mi mente, desde el primer momento en que te vi, incluso antes de haber aparecido.
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