Dándose a entender que la gente
necesita fechas señaladas para demostrar su admiración hacía sus seres
queridos, ya sea madre, padre, pareja, y/u otros familiares hemos llenado el
calendario de fechas totalmente superfluas. Tenemos con nosotros ya, una
cantidad desmesurada de estas y se podrían definir como obligatorias en algunos
casos. Días como el del padre, el de la madre, el de San Valentín, que por
cierto creo que ya lo quitaron del santoral, avíseme si vuelve, el del abuelo y
muchos derivados, son fechas, completamente frívolas. ¿Necesitamos realmente
señalar un día para mostrar nuestro afecto? ¿No es preferible acordarte de un
ser querido, porque sí, porque lo quieres y no te hace falta marcar un día en
concreto?
Dejando a un lado días como el de
la Paz, las fechas históricas, como el 23f, y derivados que no presentan
ninguna demostración, material a otra persona, centremos en días como el de
mamá y papá.
A todos nos parece muy bonito
cuando el niño sale del colegio con un regalito manual para papá o una flor
para mamá, pero ya se ve, desde pequeños que los están educando para que si
ellos quieren a una persona deben demostrárselo a base de regalos. ¿No es
preferible antes de salir a cualquier parte, ir a darle un beso a mamá, o a
papá, o a el abuelo porque te sale así, natural, porque quieres, y es un afecto
diario, y que no se olvida?
Sinceramente de esta “mala educación”,
quizás un poco fuerte la expresión, sacan muchísimo partido los centros
comerciales. Ese momento en el que entras en unos grandes almacenes por San
Valentín y ves todo con corazones rojos, y a un lado “para él” y al otro “para
ella”. Pues yo, prefiero darle un beso a mi pareja, pasar el día sentados en un
parque al aire libre, que estar con un tropel de rosas de un lado para otro,
para que lleguen todas marchitas por el calor abrasador que hace desde el coche
hasta la casa del susodicho.
Respecto a mamá y papá tres
cuartos de lo mismo, incluso creo que peor. ¿Qué pasa con el niño que no tiene
padres? ¿O solo uno? ¿Y el que tiene un tutor/a? Verdaderamente hay niños que
se sienten mal cuando preparan esos regalos, porque no tienen esa persona física
a quien dárselos, o se sienten mal sencillamente por el hecho de no presentar
ese afecto a uno de los padres, y parece que ellos son monstruos. (Y los
monstruos son ellos.) Con respecto a cuando vas creciendo el amor parece
efímero y solo capaz de demostrarse en tales días. Yo no necesito un día para
regalarle nada a mi madre, si me apetece comprarle un detalle, para que se
sienta valorada, ¡estupendo! pero no porque ciertas personas se hayan inventado
tres o cuatro fechas para incentivar el consumismo. Aunque en realidad sea
contradictorio “se lo compro porque me apetece” ¿y por qué comprarle algo? ¿Ya
no nos basta hoy en día con un abrazo? ¿O con una taza de té y una buena
tertulia para saber como va todo? ¡Qué hay veces que vivimos en la misma casa y
somos extraños!
Educamos a una sociedad
consumista, y después nos quejamos de que si la felicidad y el valor de las
personas se mide por las pertenencias, y la calidad, y cantidad de regalos que
podemos ofrecer a los demás. Nos quejamos de la crisis, el paro, las campañas
publicitarias excesivas y el llamado spam, pero a ninguno nos desagrada recibir
regalos. Tenemos que aprender a formar personas capaces de decir sobre que es
lo que quieren hacer, si son ellos mismos, por propia voluntad, quienes desean
hacer esto o lo otro.
Dejo de andarme por las ramas, y
para concluir mando un saludo a todos los centros comerciales porque se acercan
el día del Padre y de la Madre y no veáis las colas que se van a montar para
comprar regalitos, bueno aquí tenéis una que no va a hacerlas.
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