15 de abril de 2013

Si alguna vez lo vi, fue en un instante de autoconvencimiento.

Ni siquiera entendéis por qué todo esto está mal, y lo peor es que no os lo preguntáis. 

La respuesta es algo efímero y cambiante, lo más sobrevalorado que hay. Lo tenéis delante de vuestras narices y estáis tan obcecados en la autocompasión que no veis ese cartel gigante con luces de neón. La vista se os nubla al intentar visualizarlo, y luego llegan todos esos medios cargados de información aberrante y os hacen alejaros del cartel a medida que os sobrecargan de datos estúpidos e ideologías pasadas de moda, haciéndoos creer que eso es lo correcto. ¡Lo correcto! Cuan infame es esa palabra. 
¿Alguna vez os habéis preguntado si lo ‘válido’, ‘lo correcto’, ‘lo aceptado’ está de verdad ‘bien’? Cuantos errores se habrán cometido en el pasado por no cuestionarnos lo incuestionable, por no poner a juicio nuestros conocimientos y los conocimientos del adversario, cuántos días se habrán perdido en el intento de un tira y afloja entre el mandamás y el pueblo revolucionario, cuántas veces habremos estado a punto de ver el cartel. 

Y ahora tan siquiera somos capaces de distinguir sus luces parpadeantes…

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