27 de febrero de 2012

Bailarina del interior.

Tengo el presentimiento de que apareciste en el mejor momento. Y me compraste, envuelta en un papelito rosa. Me llevaste con cuidado hasta tu habitación y empezaste a abrir el paquete, despacito. Examinándolo todo, muy meticulosamente. Aparentemente, y a falta de un ticket de devolución, parecía no estar dañado, tener taras, o estar roto. 
Poquito a poco me fuiste desmontando, pieza a pieza, como si de un ingeniero te tratases. Una cajita de música, al más puro estilo neoclásico. Con una sintonía peculiar y que no te dejaba indie-ferente. Con pequeños toques, y alguna que otra pieza mal colocada, te quedaste conmigo, bailarina del interior, y no me remplazaste. Y cada vez que te acuerdas de mi, empieza a girar la bailarina. Empiezo a girar. Y salto de la caja, y me meto en tu bolsillo para acompañarte. Para protegerte de los malos, para estar contigo. Y bailar en tu bolsillo. Una y otra vez, a modo de espiral sin fin. Con la música que te recuerda a mi, esa sintonía que parece estar imantada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario