13 de julio de 2012

Mi.

Y de repente un día naces. Sin previo aviso (bueno, quizás un poco). Y te sacan de esa bolsa taaaaaaan cómoda en la que solo dormías y comías, y te traen a un mundo en el que las personas son ilegales dependiendo de que tierra pisen, sin saber si quiera si podrás hacer la vida que quieres, o si tendrás derecho a elegir. Porque no lo sabes. Eres una persona al azar entre mil, menos que eso, un espermatozoide con suerte, y sin ofender.
Pero de repente un día abres los ojos, y ya tienes 17 años, y estás apunto de la mayoría de edad. De hacer "lo que quieras" o más que eso, de ser responsable de todo lo que haces. Ya no vas a depender de nadie, y con suerte estás en una familia de clase media y puedes permitirte caprichos. Y viajar, y conocer gente, irte, volver, hacer tu vida.
Los años pasan, y esos 17 son casi 22 de un día para otro. Y de repente, encuentras a alguien. Y parece que si esos años que tienes se han ido volando, estos sean aún más rápidos. Casi 22 son casi 23, y ella sigue ahí, sin pedir nada a cambio, porque lo único que necesita de ti, es (simplemente) a ti. A ese gafitas, a ese de risa simpática. Y ella sabe que te puede llamar amor, porque en realidad es eso, ¿no? Desde que naces, estás buscando a alguien que te quiera, sin saber lo que es querer. Sin saber lo que es amor, pero necesitas a alguien. Te haces grande, e intentas entenderlo como una reacción, como algo esporádico, o no. Intentas darle explicación a algo que no lo tiene (aunque se estudie nuestro cerebro, que yo sé que "todo" es ciencia, pero hay veces, en la que esa inmensidad que aguarda el "todo" no se puede explicar). Y tardas casi 23 años, en querer, aunque sea un fizquito. Pero, ya tienes lo más difícil, de alguna manera, ¿no? Que alguien totalmente ajeno a ti, alguien que conociste de casualidad, alguien que "no te tiene que querer" porque es eso, alguien externo, en cuanto a familia, y amigos de siempre, te quiera. Tienes a alguien que te quiere. ¿No es bonito? Por lo menos, por lo menos, de aquí al cielo de bonito, o.. a tres metros sobre el cielo, pero bueno, dejando a Federico Moccia a parte, aunque mantengo ese "bonito", es algo sublime, perfecto, inexplicable. 
Amor, no es decir treinta mil veces te quiero al día (bueno para mi sí), amor es aún estando de mal humor echar una sonrisa porque ella lo está intentando, te está buscando, aunque ya te ha encontrado desde hace mucho tiempo. Amor no es "dejar que se le pase lo que tenga", amor es que se preocupe por ti sin decirlo, sin preguntarlo, amor es intentar entenderte, y si es necesario hablar contigo, y expresarte. Amor es no tener miedo a nada, y tenerle miedo a todo a la vez. El amor, es lo más subjetivo del mundo, amor es lo que ella, después de que la enamorarás con la primera sonrisa, siente por ti. Amor eres tú. Tu eres su amor. Mi amor. (Porque sí, porque sabes que hablo en tercera persona, siendo yo.) Amor, es no tener miedo a decir te quiero, ni a sentirlo. 

Y casi un año después me levanto y aún pienso en la primera vez que te vi sonreír y se me ponen los pelos de punta. Y casi un año después aún cuando te acercas para darme un beso, si estoy desprevenida, o te quedas justo ahí, tan cerca, todavía me pongo nerviosa. Me pones nerviosa. Y así podría seguir diciendo cosas de aquí al infinito, y no cansarme, y sin parar de amarte. ¿Hace falta que diga te quiero? Yo creo que sin decirlo, está mil veces en esta entrada, en este blog, en tu vida, en mi vida, en TU corazón.


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