13 de octubre de 2011

Él aún no entiende por qué se marcho.

Y no la puede olvidar. Lo intenta con todas sus fuerzas, pero está ahí clavada, en su interior. No sabe como erradicar el dolor. No la puede olvidar. Y lo intenta cada día. Ya son muchos años. Realmente le marcó, hondo muy hondo. Todavía cierra los ojos y la ve abrazando su cuerpo en la más plena noche de luna llena. Pero los abre, porque ya no es un buen recuerdo. Ya no quiere saber de esas noches en las que ella lloraba en su hombro de felicidad por tenerlo al lado. Ya no queda nada de eso. Ella sigue ahí. Pero para ella él no significa nada. Se desvaneció tan rápido, que se quedo impresionado. No creía nunca que llegara a ser tan frívola. Y que los buenos momentos, todos esos momentos, se esfumaran, como de repente, como si fueran una simple calada. Y mientras tanto él, en sus noches, quiere que todo pase. Que se acabó, lo tiene más que asumido. Él lo que no entiende es por qué se marcho..

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