1 de enero de 2013

La diminuta muñeca del ártico.

Por cada paso que doy me hago más pequeña, hasta ser una diminuta muñeca en medio del ártico. Esto está helado y parece inquebrantable. No me gusta. 

La última vez que estuve por aquí, esto era un paraíso con oasis a cada esquina. Y ahora es hielo y nada. De las más profundas llanuras de ninguna parte lanzo un destello de luz fluorescente rosa y se congela en el aire. Y no devuelve nada, solo una lluvia de dolor.

La última vez que me lancé en este lugar caí en una piscina onda, muy onda dónde casi podía notar el calor de una persona. Y ahora la misma agua en la que creí nadar libremente se ha helado, de mala manera. Sin avisar. Sin justificación. Ni siquiera me ha mandado una notificación a Facebook. 

Ahora campo en cualquier lugar de este enorme sitio, o quizás me he hecho tan pequeña que ya no lo puedo ver de otra forma, en busca de vida. Llevo una maleta en mano con todos los utensilios necesarios para salvar algo que haya quedado. En alguna parte. Si es que este frío del ártico no lo ha arrasado todo ya.


No hay comentarios:

Publicar un comentario