2 de noviembre de 2011

Adiós Mónica. Parte IV.

Ni por un solo segundo se le escapo su nombre. No tengo ni la más remota idea de cómo se llama. Pero eso no importa, ni lo más mínimo. Me conto como paso todo. Y porque era uno de esos “amores mal vistos”. Es mayor que ella. La gente no lo entiende. Nadie llega a entender como él es capaz de sentir algo por ella.
Creo que nunca entenderé lo de la diferencia de edad. Sí la hace feliz, ¿qué más da? Si se gustan, si sus cuerpos al sentirse se hacen uno. Si cada día que pasa a su lado es mejor. Sí la entiende, si la escucha, si la abraza, si la busca, si se preocupa y todo por ella. ¿Qué más da?
También se que tiene miedo. “Tengo miedo de que venga otra y me lo arrebate. Que se encapriche de él y todo lo que quiera sea quitármelo. Y me asaltan miles de dudas. Todos tenemos un pasado. Creo que esto lo hace mi subconsciente, únicamente para fastidiarme. Pero después lo miro y todo cambia. Me rompe completamente con sus ‘me gustas’ inesperados y sus besos robados. Vale, lo reconozco, me encanta.”
Él era quien la acompañaba, cuando se sentía sola. Quien la abrazaba y quien la besaba sin medida. Sé daba cuenta de cuan especial era para ella, cuando físicamente y espiritualmente estaba sola. Y solo tenía que cerrar los ojos, y verlo a su lado. Y notar su calor.
Hace unos meses era una persona completamente diferente, quizás era una mala etapa. Excluyendo a la familia, sentía que verdaderamente nadie la quería, que a nadie le importaba. Supongo que no le gustará que cuente esto pero, se pasaba los días llorando, encerrada en su habitación, sin decir nada. Queriendo gritarle al mundo, y preguntarle todo lo indiscutible.
Tuvo una de esas etapas, en que no conoces a nadie nuevo, no sales, te rechazan por tus preferencias, te excluyen sin más, y no sientes apoyo. No hacía más que estudiar, y crecer. Hacerse mayor de repente.
La recordaba riendo a carcajadas, por cualquier cosa. En esa época le intimidaba todo lo externo a ella. Hasta que un día sin más. Se acabo. Se acabo todo eso. Y volvió a sonreír, y sus días ya no eran grises, y salía el sol. Y un día de lluvia, era porque “algo” quería hacerla sentir como Gene Kelly.
Se volvió de un positivo irritante. De un todo pasa por algo. La conozco hace tanto, tanto tiempo que he vivido todos sus estados de ánimo. Sus alegrías, sus penas, sus rabietas, sus enfados… TODO. Y nunca me arrepentiré de haberlo vivido con tanta intensidad.
Sé que en cuanto a relaciones, ninguna le ha salido bien. No llegan ni a considerarse eso. Por eso creo que valora tanto a este chico, del que tanto habla. Porque en dos palabras la hace volar. 

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