6 de noviembre de 2011

Adiós Mónica. Parte IX.

Era eso. Eso es lo que le hacía falta decirle. Porque ya no te quiero. Al acabar de pronunciar la frase, se hizo un silencio. De esos que no sabes cuánto va a durar, ni siquiera sabes si va a acabar. Se desplomo en el asiento, la rabia no la dejaba reaccionar. Mientras el recogía las pocas cosas que había llevado y se marchaba por la puerta de la cafetería. “Adiós Mónica”.
Y justo unos minutos después ya le estaba llamando. Para preguntarle porque se había ido, porque la dejo así, nunca lo había hecho. “Te repito que ya eres una más.” Y colgó la llamada, y fue a la agenda y borro su número, de una vez por todas. Ya no le hacía falta. Acto seguido llamo a su enana. Y le conto todo lo que había pasado. “Déjame verte.” Es lo único que supo responderle. Poco después estaban, donde el cumple y los domingos astrománticos. Se acerco, y lo abrazo, como nunca antes lo había abrazado. Y de su desgarrada voz solo salían pequeñas frases, “gracias, por no haber dado marcha atrás, por seguir aquí a mi lado, gracias por todo esto…” Dejo de hablar. Las palabras a veces sobran, y muchas se las lleva el viento. Nunca los vi tan unidos, como ahora. Parece que a veces deben haber tormentas para saber cuando realmente sale el sol. Quizás solo se trate de uno de tantos momentos que les quedan por vivir. Habrá mejores momentos, y peores, pero estaban dispuestos a superarlos. Dejadme deciros que no acabo ahí. Esto es de lo que no se debería contar…
“¿Me perdonas? ¿Por qué? Por no haber sido claro desde el principio con ella, y decirle que te tengo a ti. No importa. ¿De verdad? En serio. La que te tiene aquí y ahora soy yo.”

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