5 de noviembre de 2011

Adiós Mónica. Parte V.

Me encanto hablar con ella, no saque nada en claro de porque hacia un par de semanas que no hablábamos, pero me encanto que me lo contará todo. Parece que vuelve a confiar en mí, aunque sí alguna vez lo dejo de hacer, no sé qué motivos tendría.
Creo que eso fue todo lo que hablamos, y si no todo, la mayor parte. Fue una buena tarde sin duda.
Esta mañana me ha llamado. Llorando. Se me estremeció el alma al oír sus llantos. Odio verla llorar. Y que lloré de esa forma conlleva a que este triste, y que haya pasado algo de tal calibre que no pueda controlar. Estuvimos hablando un buen rato. Apareció su ex, la ex de él, “reclamando lo que es suyo”. Y no para de llamarlo, ni de enviarle mensajes, lo acribilla a indirectas, habla mal de ella sin razón, y ella tiene miedo, mucho miedo. ¿Y si se lo lleva? ¿Y si la cambia por ella? ¿Y si la olvida por qué ya la otra está de vuelta? Me da miedo, sí, a mi me da mucho miedo esta situación. No quiero que vuelva a encerrarse en sí misma como hace meses. Le he dicho que hable con él, creo que es lo mejor. Pero cree que ya ha sucedido. Que ya se han besado, que se ha deslizado por todo su ser…
A veces pienso que se precipita en sus veredictos. Que no razona lo suficiente. ¡Pregúntale! Antes de empezar a llorar. Dile que si te cambiaría por otra, por ella. Él le cuenta cuando queda con ella. No es que le importe, bueno, sí, sí que le importa, a la vista está. Ella no es una amiga más. No, no lo es. Alguien a quien le has dado todo, no es una amiga. Y le duele, y se calla.
“Y sé que a veces piensa que, que está haciendo conmigo, que soy una enana.” No puede volver a ser lo que era. No quiero. No se lo permito. ¿Otra vez esa chica depresiva? No. Me colgó. Así, en pleno llanto. Quizás necesite reflexionar. 

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